miércoles, 29 de junio de 2011

EL LOBO YA SE FUE A ESPERARNOS

Falleció un grande del fútbol mundial Carlos "Lobo" Diarte
Era alto e imponente a pesar de que la enfermedad le atacaba ya por todos los frentes. Después de comer, Carlos Lobo Diarte (Asunción, Paraguay, 1954) bajó aquel sábado soleado de abril de su piso en Valencia, frente al colegio José de Calasanz, con ganas de charlar de fútbol y literatura, las dos pasiones de sus últimos años de vida. El andar sigiloso y elegante hacía honor al apodo: El Lobo. Se lo puso su compañero en el Olimpia, Mario Rivarola, por la zancada rápida y larga. "Cuando me encuentre mejor, saldré a jugar con mis hijos a la cancha de aquí al lado", suspiró esa tarde Diarte, exdelantero en los setenta del Zaragoza, el Valencia, el Salamanca y el Betis, que murió ayer tras varios meses luchando contra el cáncer.
VALENCIA, 17/07/09 Valencia.- El ex futbolista paraguayo Carlos 'Lobo' Diarte (d), junto con el Secretario General de Juventud y Deporte, Rus Lang (i), durante la presentación del ex futbolista como seleccionador nacional de Guinea Ecuatorial en Valencia, ciudad en la que reside desde que se retiró en 1987. EFE.
Sus últimas esperanzas pasaron por una alimentación muy restringida en la que no cabían las carnes y los vinos, los manjares que tan buena compañía le hicieron en sus años de estrella del fútbol paraguayo y español. Lo recuerdo de fiesta por última vez en una cena en la cafetería de la escuela de fútbol de Valdez, otro exdelantero del Valencia de los setenta, en Picassent, cantando y tocando la guitarra, en otra de sus aficiones, la música. 
Carlos 'Lobo' Diarte, histórico jugador del Valencia CF, ha fallecido a las 7 de la mañana en el hospital doctor Peset de Valencia, donde luchaba desde hace tiempo por superar un cáncer.
Después de varios meses de dramática lucha, el cáncer venció al corajudo delantero paraguayo Carlos Martínez 'Lobo' Diarte , que falleció este miércoles en un hospital de Valencia , a los 57 años.
Carlos Diarte.
El anuncio de su muerte lo hizo el club 'ché', que mostró su "más sentido pésame" por la pérdida de un ariete del que disfrutó durante tres temporadas, entre 1976 y 1979.
"Merece el reconocimiento de todo el valencianismo (...) Era un hombre que seguía vinculado afectivamente a la entidad y con el que mantuvimos una estrecha relación hasta el último momento (...) Nos ha dejado un hombre que fue un gran futbolista" y "una persona excepcional", elogió el Valencia .
Nos deja un '9' de raza, un tipo que siempre hizo gala de su origen guaraní, uno de esos jugadores que apenas quedan en el fútbol actual. "Soy un guerrero, el 'Lobo' nunca se rinde", declaraba en una reciente entrevista en la que el bravo exatacante contaba cómo afrontaba el cáncer que se le había diagnosticado el pasado año.
El 'Lobo', sobrenombre que debe a su zancada rápida y larga y que le puso el exfutbolista paraguayo Mario Rivarola, desarrolló casi toda su carrera en España, donde desembarcó en 1973 procedente del Olimpia de su país, punto de partida y de final en su carrera como futbolista.
Internacional con la selección absoluta de Paraguay en 45 ocasiones, también destacó por ser un buen rematador de cabeza gracias a una notable potencia de salto. Debutó en el Olimpia a la temprana edad de 16 años y recaló en el Real Zaragoza como primer destino en el fútbol español. En el equipo de los 'Zaraguayos', coincidió con sus compatriotas Nino Arrúa y Felipe Ocampos.
Su buena actuación en el conjunto aragonés le llevó en 1976 al Valencia , donde formó parte de una delantera de lujo junto al argentino Mario Alberto Kempes y el holandés Johnny Rep. Ganó la final de Copa al Real Madrid en 1979. Posteriormente, jugó en el Salamanca, en la temporada 79-80, y en el Betis, entre 1980 a 1983.
Diarte con la casaca del Betis
Se marchó al fútbol francés para enrolarse en el Saint-Étienne hasta 1985. Tras doce años en Europa, Lobo Diarte volvió a su casa, el Olimpia de Asunción, en el que se retiró tras adjudicarse el campeonato paraguayo.
Cuenta también con cierta experiencia en los banquillos, ya que fue ayudante en el Valencia , entrenador del Atlético Madrileño, del Salamanca y del Nástic de Tarragona. En su país, dirigió al Guaraní, el Olimpia y el Atlético Colegiales.
Unas molestias en la espalda cuando desarrollaba su labor como seleccionador de Guinea Ecuatorial le hicieron viajar a Valencia en 2010 para someterse a unas pruebas que revelaron un tumor ilíaco y otro en las vertebras que le obligaron a dejar su actividad profesional para centrarse en combatir la enfermedad.
El menor de ocho hermanos y disfrutó a los largo de su vida otras facetas aparentemente muy distantes del mundo del fútbol, como la poesía y la canción. Admirador de la 'Generación del 27', Diarte llegó a registrar cerca de doscientas obras, entre poemas cortos y narraciones, e incluso protagonizo una actuación musical en Televisión Española. En una entrevista publicada por el diario ‘El País’ hace unas semanas y recopilada por FGAsports,  el Lobo se declaró fan del blaugrana Iniesta: “ Tengo el fútbol pegado a los talones y de ahí me sube al corazón. Tengo debilidad por Iniesta”, reconocía este paraguayo residente en Valencia. Finalmente, el ‘Lobo, deportista corpulento de 57 años, no ha podido ganarle el último partido a una enfermedad que ha sido más rápida que él en los últimos meses. 
Anécdotas:
“Queda un solo lugar, ¿quiénes sobran?”, pregunta el encargado de fichar a los chicos en General Genes. “Acá profe, yo”, responde uno. Automáticamente salta otra voz, como una respuesta inmediata y humana a la anterior: “yo también profe”, levantando la mano hasta el cielo con la ilusión de quedarse. Había un lugar, uno solo. Dos eran multitud para tan poca comprensión. El técnico no tuvo en cuenta la prueba futbolística, sino algo mucho más hostil. “Bueno muchachos, no tengo más tiempo, el que tiene una foto suya ahora se queda”. El pedido era gigante para un chico de escasos recursos. En aquel entonces, el colega Blas Antonio Serafini logró un “fotogénico” fichaje. Mientras tanto, Carlitos Diarte, pegó una media vuelta y se marchó llorando a casa.a amargura de quedar al margen en cualquier ámbito de la vida solo se supera de una forma: con una mejor oportunidad. El hermano de Carlitos debía hacer algo para que, el flacucho que juega bien al fútbol, pueda superar el difícil momento. El hermano, empleado de Olimpo Fleitas -miembro entonces de la directiva de Olimpia y padre del actual dirigente José Fleitas Bogarín- solicita al mismo una chance para que Carlitos fiche en el decano.

El fichaje se concreta, y los llantos y la amargura y la tristeza quedan en el olvido. Es Olimpia, uno de los grandes. La primera práctica de fútbol es satisfactoria: 4 goles. El chico es toda una promesa, pero por muy poco tiempo. Benjamín Fernandez no tardó en subirlo a primera y convertirlo en una realidad a sus 16 cortos años.
23 de agosto de 1970, Estadio Manuel Ferreira. Olimpia ganaba 1-0 a River Plate. Los del Kelitoempujaban para lograr el empate. Del fondo franjeado sale una pelota larga, al vacío. El imberbe debutante arremete y deja atrás al central que lo persigue, se asoma al aérea y define a una esquina ante la desesperada salida del arquero: 2-0 y a otra cosa. Carlos Diarte debutaba en Olimpia con un estupendo gol.
Al año siguiente es capitán del seccionado juvenil del 71, acaso, el único título Sub-20 en la historia de la albirroja. En el mismo año forma un gran equipo en Olimpia con otro enorme como Benicio Ferreira y disputa con la selección mayor un amistoso ante Brasil en el Maracaná (el último disputado ante el Brasil de Pelé).
Era un "Lobo" soñador
Integró la albirroja en las Eliminatorias del 74 y se da el soñado pase a Europa. En 1973, el Zaragoza –ya contaba con Arrúa y Ocampos- adquiere la estupenda virtud goleadora de Diarte. Los “zaraguayos” marcan una historia en el club, sin dudas, una de las más gloriosas. La gente no los olvida. Los recuerda, los admira, los adora, los extraña…
En 1976 el “Lobo” Diarte es transferido nuevamente (Valencia). Cifra récord para el fútbol español. Hasta ese entonces, nunca otro club del mismo país había pagado la honorable suma de 1 millón de dólares por un jugador.
Aquella delantera valenciana era temida por todos: Diarte-Kempes-Rep. Dirigidos por el paraguayo de hierro (Heriberto Herrera), Valencia hizo grandes exhibiciones pero no alcanzó para lograr el título. Jugó en el París Sant-Germain, Salamanca y Betis. Volvió a Olimpia, y terminó su carrera aquejado de dolores. Era de esperarse, ya hacía cuanto le venían pegando…
Como DT dirigió en nuestro país exclusivamente en Guaraní. En 1995, el aborigen estaba mal, con chances de descenso y con plantel pobre. Diarte lo levantó y armó la base que al año siguiente lograría un campeonato con Cayetano Ré.
Vivió mucho tiempo en España donde es reconocido por todos. Amante de la guarania y los boleros. Animador de las guitarreadas entre amigos y las concentraciones futboleras. Un cáncer lo llevó a los 57 años para tristeza el deporte rey. El Lobo ya no está. Empujó la última pelota a la red y selló el partido. El fútbol rinde un homenaje a este grande con una frase de su música predilecta: “Mi corazón en tinieblas te busca con ansia, rezo tu nombre pidiendo que vuelvas a mí, porque sin ti ya ni el sol ilumina mis días, y al llegar la aurora me encuentro llorando mis noches sin ti”…

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